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Alianzas para la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión social.

Por Julia Alarcón, Responsable RRHH y Asesoría Jurídica

Desde Urbia Services siempre hemos considerado que las empresas no pueden ser ajenas a las problemáticas sociales y deben implicarse y comprometerse para ser parte de la solución. También pensamos que la mejor forma de hacerlo, como agentes generadores de empleo que somos, es promoviendo la integración laboral y social de colectivos vulnerables dentro de las propias empresas.


Por ello, nuestra empresa lleva años colaborando con diferentes Empresas de Inserción y Centros Especiales de Empleo en los territorios en los que operamos. Y estos últimos meses, debido a la difícil situación social y económica en la que se encuentran muchas personas y familias, hemos reforzado todavía más ese compromiso con la firma de nuevos convenios.


Esta apuesta de Urbia Services me ha permitido, como responsable de Recursos Humanos, tener la oportunidad de conocer y aprender cómo trabajan este tipo de organizaciones y comprobar de primera mano todo lo que pueden aportar a nuestra empresa. Por ello, me gustaría profundizar un poco más en las Empresas de Inserción y los Centros Especiales de Empleo.


¿Cuándo y por qué surgen este tipo de entidades?


A raíz de una mayor conciencia social, en la década de los ochenta se regulan por primera vez los Centros Especiales de Empleo, años se haría lo mismo con las Empresas de Inserción. A lo largo de estos casi cuarenta años, han sido diversas las normativas y leyes que han surgido a tal efecto, con el objetivo y finalidad de la mejora y crecimiento de la empleabilidad en colectivos en riesgo de exclusión social.


En este apartado me gustaría destacar la diferente regulación que tienen los Centros Especiales de Empleo y las Empresas de Inserción, que, aun con un mismo objetivo global, se distinguen en sus funciones y características.


¿Qué diferencias existen entre una Empresa de Inserción Social y un Centro Especial de Empleo?


Una Empresa de Inserción Social tiene como finalidad luchar contra la pobreza y la exclusión social, combinando la lógica empresarial con metodologías de inserción laboral; mientras que los Centros Especiales de Empleo tratan de proporcionar a los trabajadores con discapacidad la realización de un trabajo productivo y remunerado, que facilite la integración laboral de éstos en el mercado ordinario de trabajo.


Así como existen diferencias en los objetivos específicos de estos actores, también las hay en los requisitos para la constitución de estos.


Para la creación de un Centro Especial de Empleo se necesita un estudio económico previo que confirme la viabilidad del proyecto, además de contar con al menos un 70% de la totalidad de la plantilla con un mínimo del 33% de discapacidad. Una vez se confirman los dos requisitos anteriores, asimismo de otros factores básicos, se debe inscribir el centro en el Registro de la Dirección General de Empleo y Relaciones Laborales.


Mientras que en cuanto a las Empresas de Inserción Social, se trata de requisitos diferentes según la Comunidad Autónoma en la que se implante, aunque en todas ellas se deben incluir unas condiciones básicas:


· Estar participadas al menos del 51% del capital social por una organización social o entidad sin ánimo de lucro.


· Tener entre sus trabajadores un porcentaje de trabajadores de inserción (Dependiendo de cada Comunidad Autónoma oscila entre un 30% y un 60%).


· Aplicar, al menos el 80% de los resultados o los excedentes disponibles obtenidos en cada ejercicio económico a la mejora o ampliación de las estructuras productivas y de inserción.


Ahora que ya conocemos más de las empresas de inserción y los centros especiales de empleo, me gustaría destacar las ventajas que supone para una empresa privada colaborar con estas entidades.


El cumplimiento de la Ley General de Discapacidad exige a las empresas con más de 50 empleados a ofrecer una reserva de al menos el 2%, de puestos de trabajo para personas con discapacidad. Además de cumplir con la normativa impuesta por el estado, una empresa que colabore con estas entidades de apoyo social, están contribuyendo a erradicar la exclusión laboral de estos colectivos.


Según el Estudio de la Fundación Randstad y Fundación ATRESMEDIA, “Jóvenes, Discapacidad y Empleo, una radiografía para reflexión y acción”, sólo en un 10% de los casos, las personas con discapacidad tuvieron dificultades para adaptarse a su puesto, y sólo un 8% presentó algún problema de productividad inicial. Es decir, se integran rápidamente a las funciones que se les asignan y cumplen con la exigencia requerida en ese trabajo desde el primer momento.


El mismo estudio señala también que las empresas que contratan a personas con discapacidad valoran mayoritariamente (un 58%) factores personales de estos empleados, como el talento y las capacidades del trabajador, por encima de otras variables. Las personas con capacidades diferentes, señala el informe, suelen tener una buena disposición al trabajo y una gran motivación en su día a día.


Impulsar la integración laboral implica incorporar valores como la diversidad, pluralidad, respeto y solidaridad al ADN corporativo de la organización.


Ventajas para estas entidades de colaborar con una empresa privada.


Como se ha mencionado anteriormente, la finalidad de estas empresas es erradicar la pobreza, la exclusión social y el rechazo laboral de personas con discapacidad.


Las virtudes y ventajas para estas entidades de colaborar con empresas y corporaciones privadas son por encima de otras contribuir al cumplimiento de sus objetivos sociales y ayudar a sus empleados a conseguir un empleo digno.


Más allá del cumplimiento de las normativas, dichas entidades velan por una mejora social en dichos ámbitos, y apuestan por la creación de empleo para las personas en riesgo de exclusión social.


Conclusión


Este tipo de colaboraciones ofrece múltiples ventajas para las dos partes, las empresas privadas consiguen cumplir con las normativas establecidas, además de promover un ambiente de trabajo seguro, favorecer la diversidad y la sensibilización y mejorar su reputación; y las dichas entidades logran cumplir con su objetivo social.


Por todos estos motivos, me gustaría animar a las empresas en general, y a los departamentos de recursos humanos en particular, a apostar por este tipo de alianzas que, sin duda, son muy beneficiosas para ambas partes y para la sociedad en su conjunto.

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